Rehabilitación del paso y de la marcha. ¿Qué dice la ciencia?
Una de las principales preocupaciones de las personas que han sufrido una lesión neurológica es la rehabilitación del paso y de la marcha. Desplazarse de manera independiente confiere sensación de libertad y de autonomía, por lo que incidir en estos factores aumenta la calidad de vida de muchos afectados por ictus o Párkinson.
El trabajo de la marcha incluye una preparación y un reaprendizaje de aquellas capacidades que se vieron alteradas tras el episodio. El equilibrio, por ejemplo, es imprescindible para poder desplazarnos, ya que es preciso estar estable y ser capaz de transferir todo el peso de una pierna a la otra. En una revisión de estudios se vio que el trabajo de estabilización y fortalecimiento del tronco es una terapia óptima para conseguir mejorar el equilibrio (Van Criekinge, et al., 2019).
Así mismo, el trabajo de las transferencias de peso de un pie al otro pie puede ayudar a los pacientes con
Párkinson a retrasar la aparición del paso congelado. Incluso, puede ofrecer estrategias alternativas para hacer frente a este paso congelado cuando aparezca. Por otro lado, el trabajo del equilibrio y de la postura puede ralentizar los efectos del síndrome de desadaptación psicomotriz. Todo esto podría ayudar a reducir el riesgo de caídas.
Además del equilibrio, para llevar cabo la rehabilitación del paso y de la marcha es importante que el paciente tenga un rango de movimiento articular adecuado. Para ello, se debe combatir la rigidez muscular o la espasticidad. La Fisioterapia sumada al uso de TENS (electroterapia) es una combinación excelente para reducir la espasticidad (Mahmood, Veluswamy, Hombali, Mullick, & Solomon, 2019). El fisioterapeuta trabajará también sobre la articulación de manera analítica, para conseguir mejorar los rangos de movimiento.
El trabajo de fortalecimiento muscular permite recuperar la fuerza del músculo espástico, hipotónico o rígido, permitiendo también mejorar la propiocepción, es decir, la información que recoge el cerebro y la médula sobre cómo están de tensos nuestros músculos o acerca de la posición de las articulaciones. Esta sensación es importante para adecuar nuestro cuerpo al entorno y a la actividad.
La propiocepción y la fuerza muscular pueden mejorarse también mediante diversas técnicas y ejercicios, que derivarán en una mejora de los parámetros de la marcha, como la cadencia, la velocidad o la longitud del paso (Gunning & Uszynski, 2019). Conseguido esto, podremos empezar a trabajar también en el entrenamiento de la doble tarea, por ejemplo, prestando atención a un teléfono mientras caminamos (Plummer & Iyigüin, 2018). Restar atención a la marcha y poder atender a otros aspectos mientras caminamos posibilita, por ejemplo, poder observar los edificios o el entorno sin necesidad de parar, así como también caminar mientras mantenemos una conversación sin que sea preciso parar para hablar.
Rehabilitar la marcha no debería ser una tarea exclusiva del entorno clínico, por lo que el fisioterapeuta debe segmentar la rehabilitación entre aquella que se realizará con el paciente dentro de la clínica y la que ambos realizarán en la calle, en un entorno normal, con irregularidades, elementos extraños, ruido, gente pasando…
Si quieres saber más sobre la rehabilitación del paso y de marcha, puedes contactar con nosotros en el 961930144 o bien a través de nuestro correo electrónico. Te dejamos también el enlace a la Asociación de Terapeutas Bobath para que puedas encontrar tu terapeuta, tanto fuera como dentro de Valencia.