Los cuidados de la espasticidad.
1.- Muévete.
Ya sabemos que tu movilidad está reducida por la espasticidad, pero debemos mover el cuerpo. Si no puedes mover activamente un brazo o pierna, lo mejor es que te ayudes con la otra mano para realizar movimientos. Cuantos más movimientos hagas menor riesgo de que tus articulaciones se queden rígidas y de que tus músculos se contracturen.
2.- Estira suavemente.
No te pongas a estirar hasta el dolor. La sensación debe de ser ligeramente molesta pero no dolorosa. Estira despacio, sin prisa, ya que los estiramientos bruscos o rápidos pueden incrementar la espasticidad. Dale tiempo a tu musculatura y articulaciones.
3.- Colócate una férula o una órtesis alternativa.
Las férulas deben estar fabricadas a medida, adecuándose a tus necesidades. Si tu musuclatura es susceptible de mejora y es pronto para una férula definitiva, lo más cómodo es ir fabricando férulas provisionales con escayola o fibra de vidrio. Tu fisioterapeuta o terapeuta ocupacional te indicarán. Recuerda siempre que las férulas no deben ser dolorosas, producir demasiada tensión, ni hacer que se inflame ningún tejido o se hinche o enrojezca la piel.
4.- Evita las úlceras por presión.
Vigila tu piel. Unos de los cuidados de la espasticidad es precisamente la vigilancia de la piel y la prevención de úlceras de presión, ya que estas complican mucho la vida de las personas con espasticidad y movilidad reducida y pueden inferir en el tratamiento de neurorehabilitación. Así que, si percibes zonas enrojecidas, yagas o molestias en algún punto, consulta siempre al personal sanitario.
5.- Cuida y lava tu piel.
Es esencial que dentro de los cuidados de la espasticidad, incluyamos la prevención de hongos. Lava tu piel a diario, incluso aunque parezca que no la uses. Sécala adecuadamente y, si fuese preciso, incluye hidratación adicional. Vigila que no aparezca mal olor en la mano o el pie, que no exista descamación ni presencia de uñas engrosadas o heridas entre los dedos. Si es así acude consulta con un podólogo o con el médico de Atención Primaria.
6.- Utiliza la mano afectada.
Aunque tengas la sensación de que no puedes hacer nada con ella, te sorprenderá ver como es capaz de sujetar, por ejemplo, una camisa y transportarla. O coger una ensaladera con el brazo y transportarla hasta la mesa. Inclúyela en tus actividades de la vida diaria, no la dejes apartada. Cuanto más presente esté en tu vida, más información recibirá el cerebro desde ella y su estado mejorará.
7.- Consulta con tu fisioterapeuta.
Recuerda que el tratamiento es parte de los cuidados de la espasticidad. El trabajo de la musculatura, las articulaciones, la piel y la funcionalidad son parte esencial en el mantenimiento y recuperación de la extremidad espástica. Consulta cualquier duda o inquietud que te genere y ante todo, solicita a tu terapeuta los ejercicios e indicaciones a realizar en casa.
Recuerda que en salud y sanidad no existen remedios mágicos, así que huye de las promesas fáciles y acude siempre a personal sanitario cualificado. Si dudas, consulta en la web del colegio profesional de tu provincia.
Si quieres saber más sobre el tratamiento de la espasticidad pincha aquí.
3 Comments
Me parecieron sencillos, pero muy importantes a la hora de recomendarlos
Estupendos consejos muchísimas gracias, añadiria la velocidad de ejecución , mas velocidad mayor espasticidad, por lo tanto el movimiento lento permite reducir la espasticidad. Y por ultimo para los que viven en climas fríos mejor bien abrigados porque el frio aumenta la espasticidad.
Muchísimas gracias por tu contribución. Evidentemente sí, la velocidad de ejecución y el rango de movimiento son importantes. A mayor velocidad mayor espasticidad.
Mil gracias de nuevo.
Un saludo