Dame un punto estable y me moveré mejor
La rehabilitación neurológica y el movimiento.
La base de la rehabilitación neurológica es saber cómo nos movemos. Saber que la normalidad es tan variada como personas hay y que cada persona se mueve de la mejor forma que puede dependiendo del entorno en el que se encuentre. Podemos decir entonces que nos movemos en función de las características del medio en el que nos encontramos. Seguramente no te mueves igual en la arena de la playa que en una pista de hielo, ni vas con la misma ligereza cuando identificas un suelo resbaladizo mojado. Pasear por el centro antiguo adoquinado de una ciudad requiere una atención diferente al suelo que pasear por las baldosas pulidas y niveladas de un moderno centro comercial. Pero te muevas por donde te muevas, sólo podrás hacerlo si tienes una sensación de estabilidad y eres capaz de estabilizar tu cuerpo.
Esta estabilidad necesaria para el movimiento la conseguimos interaccionando con el mundo que nos rodea. Para lograr obtener esta información ponemos a trabajar múltiples sistemas (táctil, visual, auditiva…) que nos ayuda a conformar nuestro esquema corporal (1). Los sistemas visual, somatosensorial (tácto y posición) y vestibular, nos informan de la posición de nuestro centro de gravedad, información necesaria para mantener el equilibrio (2) y para ello realizamos unos ajustes posturales imperceptibles que harán variar nuestro centro de masas y nuestro centro de presión en cada momento (3), ajustando las demandas a cada situación. Conjugando todo esto, conseguimos un tono postural determinado que no será igual cuando estemos quietos en una amplia pradera que si nos encontramos quietos en una cuerda floja entre dos edificios.
Pero, ¿qué ayuda utiliza nuestro cuerpo para mejorar nuestra estabilidad en situaciones críticas?
Como ya hemos dicho, el equilibrio se consigue a través de varios sentidos, y es por ello que una de las ayudas que nuestro cuerpo tiene es el contacto con las superficies. Seguramente no te has percatado de que cuando estás más cansado y quieres quitarte un zapato, tiendes a sentarte o a apoyar una mano en la pared mientras con la otra te descalzas. Esto sucede porque necesitamos referencias estables que incrementen nuestra sensación de estabilidad. De hecho, un contacto ligero con los dedos, podría darnos información suficiente para mantenernos erguidos, incluso cuando nuestro sistema visual nos informa de una desestabilización del entorno (4). Es tan importante este sistema sensorial en el equilibrio que cuando se suprime o se merma, los ajustes posturales se ven alterados incluso en personas sanas (5).
¿Y qué pasa cuando tengo la mano ocupada?
Nuestro sistema sensorial es capaz de utilizar elementos ajenos al cuerpo para percibir lo que nos rodea. Por ejemplo, si sujetamos un bastón, la información que recogemos del contacto del bastón con el entorno nos permite percibir la situación del medio sin necesidad de tocarlo con la mano (6). De hecho, es tan importante esta información sensitiva que un estudio observó que participantes sanos, mostraban una disminución de la capacidad para mantenerse en bipedestación quieta cuando se les aplicaba un torniquete en los dedos para reducir su capacidad sensitiva en los dedos (7).

http://www.republica.com/2012/10/17/un-policia-britanico-ataca-a-un-ciego-al-confundir-su-baston-con-una-espada/
¿Cómo puede ayudar esto a los terapeutas en sus sesiones de rehabilitación neurológica?
Los terapeutas que trabajamos en rehabilitación neurológica sabemos la importancia de cuidar el entorno en el que se desarrolla la terapia, ofreciendo a los pacientes una sensación de seguridad y estabilidad. Imagina por un momento que te encuentras en esa cuerda floja entre dos edificios de la que hablábamos antes, ¿prestarías la misma atención a una orden verbal que si estuvieses cómodamente sentado en una silla? Seguramente, en esa situación lo único que te preocuparía sería no caer. Pues bien, en un paciente que lucha constantemente por no caer, si queremos realizar actividades, lo primero que hay que hacer es darle sensación de estabilidad a través de referencias estables. Es por esto que, en nuestras sesiones, tratamos de ofrecer esa información sensitiva a través de los dedos, las manos, la cintura… de tal forma que el paciente sea más consciente de en qué situación se encuentra su cuerpo en relación al entorno que le rodea, pudiendo realizar la actividad propuesta. Así, la rehabilitación neurológica debe adecuar las sesiones y los objetivos a cada paciente en cada momento de su patología, ya que la normalidad para una persona con daño cerebral será diferente que la de un afectado por enfermedad de Párkinson.
1. Maravita A, Spence C. Multisensory integration and the body schema: Close to hand and within reach. Curr Biol. 2003;13(13):531-539.
2. Olchowik G, Tomaszewski M, Olejarz P, Warchol J, Rózannska-Boczula M, Maciejewski R. The human balance system and gender. Acta Bioeng Biomech. 2015;17(1):69-74.
3. Dutt-Mazumder A, Challis J, Newell K. Maintenance of postural stability as a function of tilted base of suport. Hum Mov Sci. 2016;48:91-101.
4. Kozhina G, Levik Y, Smentanin B. The influence of Light Tactile contact on the maintenance of vertical posture under the conditions of destabilization of the visual environment. Fiziol Cheloveka. 2015;41(5):98-107.
5. Misiaszek J, Forero J, Hiob E, Urbanzyk T. Automatic postural responses following rapid displacement of a light touch contact during standing. 2016. Neuroscience;316:1-12.
6. Oshita K, Yano S. Effect and inmediate after-effect of lightly gripping the cane on postural sway. J Physiol Anthropol. 2016;35(14).
7. Kouzaki M, Masani K. Reduced postural sway during quiet standing by light touch is due to finger tactile feedback but not mechanical support<br />. Exp Brain Res. 2008;188(1):153-158.