https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fneur.2016.00054/full
El empleo de la electroterapia en la rehabilitación neurológica en fisioterapia puede ayudar a los pacientes a recuperar determinadas funciones o a mejorar el trofismo o la espasticidad. Pese a que este tipo de tratamiento ha sido en ocasiones apartado, lo cierto es que, utilizado como tratamiento coadyuvante a los ejercicios de neurorehabilitación, puede ser una herramienta muy útil.
Vamos a ver algunos ejemplos de lo que la ciencia ha encontrado alrededor del uso de la terapia con corriente eléctrica en la rehabilitación del paciente con patología neurológica.
Electroterapia en lesión medular.
La lesión medular produce incapacidad y atrofia por debajo del nivel de lesión. La ausencia total o parcial de movimiento y la disminución de la masa muscular pueden producir complicaciones secundarias como diabetes mellitus, una tolerancia anormal a la glucosa, problemas cardiovasculares y alteraciones vasculares periféricas. Por tanto, ejercitar la musculatura juega un papel fundamental en personas afectadas.
La electroterapia neuromuscular utiliza frecuencias altas (20-50Hz) para producir contracciones musculares, produciendo un aumento de volumen y mejorando la función del músculo. En los casos en que la parálisis es total y el paciente no puede ejercitar la musculatura de manera independiente, la electroterapia neuromuscular o funcional puede ser una alternativa para mejorar la fuerza y conseguir aumentar la masa muscular (Thomaz SR. et al 2019). Los parámetros que se describen en los estudios que analiza esta revisión sistemática son variables: Frecuencia entre 30 y 60Hz, Amplitud 140mA y un pulso de 200-375μs.
Un reciente meta-análisis expone que entrenar la musculatura abdominal con electroterapia en pacientes con lesión medular, puede mejorar la función respiratoria (McCaughey EJ. et al 2016). Por otro lado, otro meta-análisis expone que el uso de electroterapia puede mejorar la mineralización del hueso por debajo del nivel de lesión (Chang KV. et al. 2013).
Electroterapia en espasticidad.
La espasticidad es un aumento del tono muscular que se acompaña de una reacción anormal al estiramiento con velocidad. Su prevalencia tras un ictus o daño cerebral varía entre un 17% y un 43%. Aunque en ocasiones sólo asociemos la espasticidad al ictus o daño cerebral, lo cierto es que la sufren también pacientes con parálisis cerebral, lesión medular, esclerosis múltiple y otras enfermedades neurodegenerativas. Genera disfunción y discapacidad, como también una atrofia muscular derivada de la ausencia de movimiento o de la disminución del rango de movimiento.
El tratamiento de Fisioterapia en espasticidad incluye varios abordajes, como el posicionamiento, el estiramiento suave, la termoterapia, la facilitación de la actividad voluntaria, etc. Sin embargo, también la electroterapia es una herramienta útil para tratar la espasticidad de los miembros inferiores de las personas que han sufrido un ictus o daño cerebral (Mahmood A. et al 208).
Bien, ya expusimos en otra entrada los beneficios que tenía el uso de esta terapia en la rehabilitación de la mano, muñeca y dedos en Fisioterapia (enlazar al texto de rehabilitación de la mano). Y cómo el paciente podía hacer uso de un dispositivo doméstico para mejorar en domicilio y así aprovechar las sesiones para el trabajo activo. En el miembro inferior sucede igual, cuando se aplica un TENS durante al menos 30 minutos, la espasticidad mejora. Los parámetros que se describen en los textos son de una frecuencia de 100hz, una amplitud de 50mA y un pulso de 0,3ms.
En esclerosis múltiple, por ejemplo, este tipo de tratamiento coadyuvante a la rehabilitación neurológica en fisioterapia, podría mejorar también la espasticidad (Fu X. et al 2018).
Estimulación Transcraneal con Corriente Continua
Conocida por sus siglas en inglés como tDCS (transcranial Direct Current Stimulation), la corriente galvánica o continua se utiliza para estimular o relajar áreas del cerebro según coloquemos el ánodo o el cátodo en la zona lesionada. Este tipo de tratamiento consiste en hacer pasar una corriente galvánica desde un electrodo colocado en la zona del cráneo donde ha existido la lesión cerebral hasta otro electrodo ubicado sobre la ceja contralateral del paciente. Puede utilizarse también para estimular la médula espinal, colocando el ánodo en la espinosa de una vértebra y el cátodo en el hombro derecho.
Este tipo de corriente requiere de la supervisión del fisioterapeuta en todo momento, y no debe utilizarse en domicilio, ya que puede producir leves quemaduras en la piel, ligero mareo o dolor de cabeza tras su aplicación.
A pesar de que ha sido una corriente muy estudiada en los últimos años, los hallazgos son bastante variables. Si bien no ha conseguido efectos en la función motora o en la espasticidad, lo cierto es que parece tener un efecto positivo para estimular la neuroplasticidad (Orrù G. et al 2019). Te dejamos aquí un enlace que te explica qué es esto de la neuroplasticidad.
Pues bien, esta mejora en la neuroplasticidad podría mejorar de manera indirecta la función motora de la mano, el equilibrio y la marcha en los pacientes con ictus o daño cerebral, reduciendo el riesgo de caídas.
Cuidados y precauciones
Recuerda que la electroterapia no es un juguete ni es inocua. Su uso indebido puede generar problemas como quemaduras en la piel. Consulta con tu fisioterapeuta para que introduzca los parámetros más adecuados para conseguir el objetivo. Mantén una escucha activa mientras te indica dónde colocar los electrodos, ya que cada músculo tiene una disposición diferente. Y en caso de duda, consulta con tu fisioterapeuta. Si no sabes a quién acudir, busca en el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de tu Comunidad.